En un día como hoy hace 100 años, nacía en Balcarce Juan Manuel Manuel Fangio, por quien siento una profunda admiración. A continuación, como un modesto homenaje, les presento este excelente artículo, escrito por Rodrigo Velasco, sobre la primera y única carrera de autos de Fórmula 1 corrida en Chile. El ganador, Fangio.
Por Rodrigo Velasco S.
Diciembre de 1950: el único Grand Prix de Chile
Antes de que existiese reglamentariamente la actual Fórmula Uno, la máxima categoría del automovilismo mundial era aquella conocida simplemente como la de los Grand Prix, o grandes premios para monoplazas de fórmula, y aunque muchos lo ignoren, hubo un Grand Prix que se corrió en Santiago de Chile y en él participó el mismísimo futuro campeón mundial Juan Manuel Fangio. Fue una competencia histórica con la que culminó el año 1950, iniciándose la década en que nuestro país vería grandes progresos en su automovilismo deportivo, y entre otras cosas vería nacer las ya legendarias carreras de la categoría denominada de los “Turismo Carretera” por los polvorientos caminos del cono sur sudamericano.
El Gran Premio de la República de Chile, denominado “Presidente Arturo Alessandri”, se corrió el 17 de diciembre de 1950 en el llamado Circuito de Pedro de Valdivia Norte, entre el río Mapocho y el cerro San Cristóbal, con un perímetro de 2.250 mts, a 60 vueltas sobre una distancia de 135 km. El recorrido consistía en un circuito triangular compuesto por la avenida Pedro De Valdivia Norte (donde se emplazaron la meta y los boxes), y las avenidas Santa María y El Cerro.
Había fallecido recientemente el ex presidente Alessandri Palma, de allí que se le pusiera su nombre al gran premio, en homenaje al ilustre estadista que gobernó los destinos del país en dos períodos. La cantidad de público que logró congregar este desconocido espectáculo superó todos los pronósticos, y las calles lucían abarrotadas por una multitud ávida de emociones, que desbordó todos los controles y se agolpó peligrosamente en una suerte de muro humano, a escasos metros de donde pasaban los bólidos.
De preliminar hubo dos carreras de motocicletas, una para máquinas de serie y otra para motos preparadas de fuerza libre. La de motos standard fue ganada por Rogelio Espinoza, 2º Fernando Cea y 3º resultó Gilberto Cerda.
En la prueba para motos de carrera obtuvo un triunfo fácil el campeón chileno Emmanuel Cugniet piloteando una increíble moto inglesa último modelo, marca HRD Vincent de 1000 c.c., y en la que en su mejor vuelta hizo un muy veloz promedio de 96,200 KPH (superior incluso al promedio más rápido de los autos carrozados). Fue escoltado por los pilotos Francisco Torres, en una Triumph 500 y Harold Bein, a bordo de una moto AJS, también de 500 c.c.
Luego vendría la carrera reservada para coches de calle, carrozados pero con preparación libre en sus motores, la que fue ganada por una joven promesa que pocos años después daría mucho que hablar: Raúl “Papín” Jaras; quien fue escoltado por otro joven con promisorio futuro, Luis Hernán Videla. Ambos pilotos en automóviles ingleses Vauxhall, con sus motores potenciados en los talleres de la concesionaria oficial de la marca, la empresa de don Raúl Jaras Barros (padre de “Papín”). Tercero llegó Carlos Llona en un Fiat 1100, y cuarto Juan Mannheim en un D.K.W. Fue un estupendo aperitivo para preparar a los miles de espectadores para la gran carrera internacional que constituía el evento estelar.
Aunque cueste creerlo, para ese evento único de Grand Prix en nuestra historia automovilística se congregaron importantes pilotos y máquinas venidas especialmente del extranjero. Además de Fangio, vicecampeón mundial a la sazón, de la Argentina vinieron los ya famosos corredores de Grand Prix europeos José Froilán González (“El Toro de las Pampas”) y Onofre (“Pinocho”) Marimón, a bordo de Ferraris los dos primeros, y de Maserati este último. Además, en la delegación argentina estaban Carlos Menditeguy, Pascual Puopolo, Alfredo Pian, Alberto Crespo y José López, y de la República Oriental del Uruguay, se hizo presente el conocido piloto Eitel Cantoni.
Representando a Francia participó nada menos que el campeón Louis Rossier, en un Maserati. Este gran piloto galo se hizo mundialmente famoso corriendo coches Talbot-Lago, Maseratis y también Ferraris con los que participaría en nada menos que 38 Grand Prix en su carrera, obteniendo varios podios y triunfando en algunos, como el Gran Premio de Holanda, el que ganó consecutivamente en 1950 y 1951. Corrió además en las competencias automovilísticas más famosas del mundo, como la Carrera Panamericana en México y las 24 Horas de Le Mans en Francia; prueba que había ganado ese mismo año 1950. Lamentablemente, Rossier murió después en un accidente mientras corría en el Circuito de Montlhéry en Francia, en octubre de 1956.
Los únicos chilenos presentes en esta magna justa en el Circuito de Pedro de Valdivia Norte eran los fogueados pilotos Bartolomé Ortiz e Ismael González, quienes piloteaban sendos monoplazas Simca-Gordini arrendados para la ocasión al A.C.A. (Automóvil Club Argentino).
Según la crónica del diario El Mercurio: “Las primeras alternativas de la carrera mostraron a un apretado pelotón que se movía con gran entusiasmo, registrándose algunas pasadas de emoción, dada la alta velocidad que se le imprimió a la prueba desde su iniciación. En el noveno circuito se apreció que Ortiz sufría un inconveniente al soltársele la varilla de la palanca de cambios, lo que lo obligó a detenerse. Posteriormente tuvo un percance Ismael González a cuyo coche se le aflojó la barra de dirección.”
Desde la largada se observó que los Ferrari 166 FL de Fangio y González eran inalcanzables para el resto, con excepción del francés Rossier, cuyo Maserati 4CLT les dio dura lucha, pero lamentablemente sólo hasta la vuelta seis en que el campeón galo debió abandonar por fallas mecánicas. De ahí en adelante el espectáculo que brindaron ambos Ferrari conducidos por los astros argentinos resultó emocionante, ya que se alternaron en la punta en repetidas ocasiones.
En la vuelta 18 se produjo un incidente al amontonarse varios autos en la curva sur, al momento que Fangio les sacaba una vuelta de ventaja, y éste no pudo evitar chocar por detrás a Cantoni, resultando levemente averiada la trompa de su Ferrari. No obstante, ello no le impidió seguir a un ritmo endemoniado su batalla por la punta con Froilán González. Por su parte, el gran volante chileno Bartolomé Ortiz, luego de su detención, realizó una estupenda faena y logró adelantar raudamente a varios adversarios, ante la euforia del público, llegando a ubicarse definitivamente en la cuarta posición.
En la vuelta 18 se produjo un incidente al amontonarse varios autos en la curva sur, al momento que Fangio les sacaba una vuelta de ventaja, y éste no pudo evitar chocar por detrás a Cantoni, resultando levemente averiada la trompa de su Ferrari. No obstante, ello no le impidió seguir a un ritmo endemoniado su batalla por la punta con Froilán González. Por su parte, el gran volante chileno Bartolomé Ortiz, luego de su detención, realizó una estupenda faena y logró adelantar raudamente a varios adversarios, ante la euforia del público, llegando a ubicarse definitivamente en la cuarta posición.
Casi al final de la prueba se produjo un dramático accidente cuando el volante trasandino José Félix López perdió el control de su máquina en la curva nororiente del circuito, embistiendo hacia el público, estrellándose contra un poste del alumbrado e incendiándose el coche. Las condiciones de seguridad dejaban mucho que desear.
Estando a punto de cumplirse las 60 vueltas, el duelo entre los argentinos de Ferrari seguía mano a mano, produciéndose una llegada electrizante. Al bajárseles la bandera a cuadros (lo que hizo el Embajador de Argentina) cruzaron la meta a menos de un segundo de diferencia, separados sólo por seis décimas, imponiéndose Fangio literalmente “por nariz”. Al ganador se le cronometró un tiempo total de 1 hora 14 minutos y 58,2 segundos mientras que a González 1 hora 14 minutos y 58,8 segundos. El promedio de velocidad del vencedor fue de 108.043 KPH. En tercer lugar llegó el uruguayo Cantoni, y en un admirable cuarto puesto arribó “Bartolo” Ortiz en el Simca-Gordini del A.C.A. Quinto entró Pascual Puopolo y sexto Onofre Marimón, ambos conduciendo coches Maserati.
Cabe señalar que Onofre “Pinocho” Marimón llegó a ser el piloto Nº1 del equipo oficial Maserati, y falleció trágicamente el 30 de julio de 1954, a bordo de su monoposto en las prácticas del Grand Prix de Alemania, en Nurburgring. Trataba de mejorar su tiempo, pues había sido superado en los aprontes por Stirling Moss a bordo de un Maserati privado. Lo lloraron en el mismo lugar de su muerte sus compatriotas y amigos Fangio y Froilán González, quienes también participaban en la carrera, en Mercedes y Ferrari, respectivamente. La tristeza no fue obstáculo para que Juan Manuel Fangio ganara magistralmente también esa carrera piloteando su Mercedes Benz W196.
En el único Grand Prix corrido en la capital de Chile, y como era de esperar, el récord del Circuito de Pedro de Valdivia Norte, lo batió el mismo incomparable Fangio; con un tiempo de 1 minuto 1 segundo y 2 décimas, en la segunda vuelta, a un velocísimo promedio de 113.764 KPH.
Al término de la competencia los miles de afortunados espectadores santiaguinos invadieron en forma caótica la pista para felicitar a los famosos pilotos internacionales y ver de cerca esos maravillosos bólidos monoplazas traídos del extranjero, como presintiendo que sería una oportunidad única en la historia de nuestro automovilismo deportivo, lo que de hecho fue así, pues nunca se repetiría una prueba de Grand Prix en suelo chileno.
En el único Grand Prix corrido en la capital de Chile, y como era de esperar, el récord del Circuito de Pedro de Valdivia Norte, lo batió el mismo incomparable Fangio; con un tiempo de 1 minuto 1 segundo y 2 décimas, en la segunda vuelta, a un velocísimo promedio de 113.764 KPH.
Al término de la competencia los miles de afortunados espectadores santiaguinos invadieron en forma caótica la pista para felicitar a los famosos pilotos internacionales y ver de cerca esos maravillosos bólidos monoplazas traídos del extranjero, como presintiendo que sería una oportunidad única en la historia de nuestro automovilismo deportivo, lo que de hecho fue así, pues nunca se repetiría una prueba de Grand Prix en suelo chileno.
Fuente. http://www.casvitacura.cl/
Muy Buen post y cuanta gente se ve en las fotos!!!!
ResponderEliminarSaludos y gracias por el recuerdo